Tras año y medio de pandemia, el uso de la mascarilla continúa siendo un tema a debatir entre los expertos, más en un país, España, donde cada Comunidad Autónoma tiene su propio criterio y opinión. Mientras muchos expertos consideraban necesario mantener la mascarilla obligatoria en la calle, el Gobierno decidió en junio flexibilizar su uso siempre y cuando al aire libre se pudiera mantener metro y medio de distancia con otra persona. Pero cuando comenzó a crecer la quinta ola, muchos fueron los consejeros y presidentes autonómicos que consideraron «precipitada» la decisión de haber cambiado la normativa para los exteriores.
Esta medida se hace aún más necesaria, apunta, con la variante Delta, una situación que no estaba prevista cuando en mayo se plantearon las medidas de cara al próximo curso escolar. Es por ello por lo que Sánchez, por prudencia, recomienda que siga siendo obligatoria, que no se quite ni flexibilice en ningún ambiente educativo, tampoco en el recreo.
Y es que cree que, además, la población es consciente del riesgo que conlleva y prefiere protegerse a andar con el temor de poder infectarse. Lo afirma con rotundidad al señalar que ahora se venden más mascarillas que antes: «A pesar de las medidas, la gente que se quiere proteger lo va a seguir haciendo, nos hemos sobreprotegido, más aun cuando sabemos que hay gente que no se quiere proteger y no la lleva en la calle».
Las mascarillas deben estar homologadas
Ahora bien, no todas las mascarillas sirven, por lo que recuerda que se deben usar aquellas que estén homologadas y protejan. «Es necesario que esté demostrada su capacidad de filtración» y que el menor pueda respirar bien para no generarle una sensación de ahogo o dolores de cabeza, más cuando en los centros educativos se realizan actividades físicas y gimnasia.
Recomienda comprar mascarillas que estén homologadas porque aunque la mascarilla puede evitar una multa, hay que pensar en que lo que está en riesgo es la salud de las personas. Pero en ello también juega un papel importante el hecho de que solo se vendan aquellas certificadas y que no lleguen a las tiendas mascarillas que no protejan. «Estaríamos cometiendo una estafa y poniendo en riesgo la salud». Para acabar con ello, explica, sí cree que la Agencia Española del Medicamento como las Comunidades Autónomas están funcionando bien y cada vez llegan al mercado «mascarillas con más fiabilidad» por el control que se realiza de inspección.
Otro de los requisitos a tener en cuenta es que deben ajustarse bien a la cara de las personas. «Debe quedar lo más ajustada posible a la cara para que sea eficaz», explica Sánchez al señalar uno de los puntos más importantes y que quizá no se lleve a cabo de manera adecuada. Y es que la efectividad de una mascarilla quirúrgica es limitada. No puede usarse más de ocho horas, por lo que hay que cambiarlas mínimo una vez al día.
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